Llegamos un dia despues del atentado en el mercado de Jan el Jalili (que finalmente no conocimos)al Cairo, asi es que todos andaban como locos. Y a penas poner un pie fuera del avion, me di cuenta cuanto extrañaba el caos...a mi vieja le costo un poco mas acostumbrarse, sobre todo cuando en mitad de la noche el taxi nos llevo a nuestro super hostal de "5 menos 4" estrellas que yo habia reservado, obligandola a formar parte de la categoria "backpacker de bajo presupuesto". Aunque el lugar estaba de lujo! era estilo beduin (los que viven en el desierto) y los 2 "pequeños" empresarios que estaban a cargo pasaron a ser como de la familia (aunque hubiesen preferido ser los sultanes y coronar a mi mama como la reina del harem...aún me arrepiendo de no haberla cambiado por los 5.000 camellos que me ofrecieron!!!)
Cuando quisimos salir nos chantaron a un damo de compañia porque no querian que anduviesemos solas despues de lo que habia pasado, asi es que for free, nos pasearon todo el dia entre las mezquitas de Mehemet Ali y la apotiosica del sultan Hassan, llenandonos de datos rosas, pagando precios locales y coronando el tour con el humo y el aroma que emanaban de la shisha que fumamos en un barcito cerca de "casa". Y por si fuera poco, terminamos bailando esa noche de bienvenida con una "bailarina sin curvas vestida de leopardo" la danza del vientre, en un crucero-cena-baile y demaces por el Nilo...que mejor forma de empezar nuestra aventura faraonica!
Pero llegar a Egipto significó cambiar el switch por completo. Pasar de la seriedad europea a la locura arabe y retroceder miles de años de las columnas griegas a los jeroglifos. Y yo que estaba feliz de volver a Africa me di cuenta que en verdad Egipto no tiene sus raices en ese continente...ellos mismos se dicen a si mismos medio orientales y no africanos. De hecho, comparten buenas costumbres arabicas como la de tratar de venderte de todo y cobrarte hasta por responder el saludo, obligandote a regatear absolutamente todo. El primer choque lo tuvimos cuando estando arriba del camello, camino a las pirámides (a las que por cierto se puede llegar hasta en metro por lo cerca que estan de la ciudad) me dio la tincada que nos habian visto la cara...y asi fue! Indignada por que nos hubiesen cobrado un ojo por el paseo hiper turístico, nos pusimos pesadas y con policia y todo (que llegó sin llamar), no nos movimos hasta que nos devolvieron 3/4 de lo que habíamos pagado (y yo que pensé que después de haber aprobado con buena calificación India y Africa 1, todo el resto sería pan comido!).
Keops, Kefren y Micerino yacen majestuosas a las espaldas de la gran nube de smog que cubre al Cairo, mientras la pobre Esfinge des-narizada en manos de Napoleon trata de captar la atención de los miles de turistas, que definitivamente no la visitarían si no estuviera custodiando a las pirámides.
Pero me las imaginaba más grandes, no se...aunque es impresionante solo pensar en cómo pueden haberlas construído, el efecto de edificios en el horizonte arruina un poco la magia. De todas formas, nada que una buena historia telenovelística acerca de lo que le pasaba a los constructores de cada pirámide, no pudiese arreglar (según algunos, los pobres figuran enterrados junto a toda su familia ahí mismo, ya que el faraón supuestamente los mandó a matar cuando terminaron el trabajo para que no dieran a conocer los secretos de la grandiosa tumba).
Siguiendo un poco más lejos, recorrer el complejo de Sakkarah (con la pirámide más antigua que existe en pie) y conocer por dentro la pirámide de Titi(faraón de la VI dinastía)gratis, cerraron el viaje en taxi y camello por el historico Cairo.
Por suerte para mi, lo mejor estaba por venir...
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